11.7.06

SEMBRAR EL PETRÓLEO, SEMBRANDO EL SOCIALISMO

Cuando se cumplen setenta años del editorial de Uslar Pietri donde nos habla de la necesidad de sembrar el petróleo, es casi unánime la opinión de que la siembra no se ha conseguido todavía, que van cien años de explotación petrolera y el país aún espera por la siembra del petróleo. ¿Qué pasó? ¿Por qué el país ha fracasado en esta empresa donde le va la vida? Busquemos una respuesta.
Nosotros pensamos que hay dos maneras de sembrar el petróleo: una, que fue exitosa, es la de los proyectos que hegemonizaron la renta petrolera, desde su aparición. Todos estos proyectos, desde el adeco del cuarenta y cinco, el de Pérez Jiménez, el del Pacto de Punto Fijo, todos, tenían dos características comunes: intentaban desarrollar Capitalismo interno, y no rompían la dependencia con Estados Unidos. Es decir, sembraban el petróleo en el territorio capitalista. Y para el Capitalismo imperial, que necesariamente arrastra a los capitalismos periféricos, la siembra del petróleo significaba energía barata, la creación de una elite sumisa que les garantizara el suministro y la tranquilidad del país, y una pequeña burguesía transculturizada que sirviera de colchón ideológico a cualquier intento de cambio. Por supuesto que esta siembra fue exitosa, cumplió su papel: favoreció al imperio, aunque plagó de miseria espiritual y material al país.
Está pendiente el otro proyecto, el de sembrar el petróleo al servicio de los humildes, de hacer un país donde el desarrollo de las potencialidades del hombre no tenga más limitaciones que las cualidades individuales, donde la riqueza de algunos no signifique la miseria de muchos. En resumen, construir el Socialismo.
Estamos viviendo a cien años de la era petrolera venezolana, una época estelar. Tenemos la oportunidad de concretar la siembra del petróleo en beneficio de los humildes, tenemos la oportunidad de emprender la construcción del Socialismo. Muchísimo hemos avanzado en ese camino, y grandes son los obstáculos para seguir transitándolo.
El gran aporte de esta Revolución bolivariana y del comandante Chávez, es, sin duda, haber puesto en la primera línea de la batalla política la posibilidad y la necesidad del Socialismo. Hoy, por primera vez en la historia nuestra, la batalla se plantea, verdaderamente, entre Socialismo y restauración capitalista.
Es deber de los revolucionarios apoyar al Comandante Chávez en el empeño de avanzar hacia el Socialismo. Todo nuestro esfuerzo, nuestra capacidad de crítica, de vigilancia revolucionaria, debe estar al servicio de la construcción socialista. El estudio debe ser permanente para poder discernir: qué nos ayuda, y qué nos perjudica en el avance. La Patria, la Revolución, el Comandante, necesitan de nuestro aporte, no hay cabida para revolucionarios pasivos, todos debemos ser críticos, activos y disciplinados.
¡Sólo el Socialismo salva al pueblo!
¡Chávez es socialismo!

PROBLEMAS DEL PERÍODO DE TRANSICIÓN

La historia nos ha develado un período en la marcha revolucionaria que no fue previsto y, por tanto, poco estudiado por los clásicos. Es el período de transición del Capitalismo al Socialismo en los países con un Capitalismo inmaduro, tal es el caso de Venezuela. Es un período que reclama un gran esfuerzo teórico, porque si no entendemos las leyes que guían esa transición, no podremos resolver los problemas que ésta nos plantea. Un error de concepto en esta etapa, una desviación teórica, una concesión a las ideas del pasado, puede significar la pérdida de la oportunidad revolucionaria. La importancia aumenta porque este período es común a los procesos revolucionarios de los pueblos del Sur. Ya en la historia aparecen enseñanzas sobre el período de transición. Veamos.
Una primera enseñanza: se trata de un período de fortísima lucha de clases, es lo que el Comandante, recordando a Gramsci, llama: lo viejo que no termina de morir y lo nuevo que no termina de nacer.
Una segunda enseñanza,
y la decimos corriendo el riesgo de que se ofendan algunos marxistas, es: en este periodo de transición la conciencia determina la existencia, esto como complemento al axioma clásico de que la existencia determina la conciencia. Por tanto, se necesita una poderosa organización de vanguardia que prefigure las relaciones socialistas, que lleve con el ejemplo al resto de la sociedad la conciencia del deber social, que sea garante de la marcha, y también reservorio moral para las horas aciagas.
Tercera enseñanza: Es una enseñanza de nuestra realidad. En Venezuela, país rentista, captador de plusvalía internacional, la acumulación de capital se hace con la transferencia de la renta petrolera. Muchas son las vías de transferencia, una es la corrupción, de ella brotaron grandes fortunas. Otra vía, importantísima, es el Sistema Financiero, este funciona como un prestidigitador que toma el dinero del petróleo, le da una vuelta y, “nada por aquí, nada por allá”, lo desaparece como el mago del circo desaparece las barajas. El Capitalismo de un país rentista se tiñe de capital financiero. Por eso, en este período de transición, es impostergable la nacionalización del sistema financiero como vía para poner la renta al servicio del rumbo al Socialismo.
Cuarta enseñanza
, esta viene de la Chile de Allende: si el período de transición se resuelve a favor de la restauración, existen inmensas posibilidades de que adopte como forma política al fascismo más cruento. Es decir, el dilema de esta etapa que vivimos es: Socialismo o fascismo.
¡Sólo el Socialismo salva al pueblo!
¡Chávez es Socialismo!

MISCELÁNEAS 13

1. La Revolución Bolivariana, con su bandera de ocho estrellas, es ruedo de enfrentamiento entre dos genéticas: Sancho Panza estuvo en el Central Azucarero de Sabaneta, mientras el Quijote se pasea por el camino de Barrio Adentro sintiendo el costillar de rocinante, con su adarga al brazo. El 11 de abril salió Sancho a la faena. El 13 bajó el Quijote de los cerros.

2. Ahora vamos a una elección, ¡diez millones! dijo el Quijote, Sancho sentenció muy serio que no era posible, la matemática no daba. El Quijote ayuda a los países hermanos, Sancho grita que eso no es práctico. El Quijote es hermano de los Quijotes de Cuba, Sancho dice que eso no conviene. El Quijote la emprende contra los molinos del norte, Sancho se asusta y convoca al avestruz.

3. Los Sanchos tienen tres mil años siendo prácticos, y los pueblos otro tanto siendo miserables.

4. El fin central de una Revolución socialista es integrar el organismo social que el Capitalismo ha fragmentado, es devolver al hombre su condición de ser social, y rescatarlo “de las heladas aguas del cálculo egoísta”. En esta tarea uno de los pasos fundamentales es la organización social, de ella depende el éxito del empeño integrador. De allí que es importante discutir lo que se hace hoy con el Poder Popular, y evaluar si de verdad integra a la sociedad, si derrota la fragmentación.

5. Los Concejos Comunales, aisladamente, sin correspondientes organizativos nacionales, regionales y municipales, sin instancias organizativas políticas, son unidades desintegradoras sociales, que fomentan la cultura del egoísmo, ya que reducen las miras y las preocupaciones de la población sólo a su entorno y, dentro del entorno, a lo económico. No estamos diciendo que son malos, decimos que sin otros complementos de organización social, actúan como agentes disociadores de la conciencia.

6. Cuando los fascistas del Este van contra la embajada, cuando allí vomitan todo su odio, no lo hacen contra el Embajador Germán, lo hacen contra un sistema, contra el Socialismo, contra las causas justas, contra la redención de los humildes. El golpe de Abril a la Revolución Bolivariana, no estaría completo sin la agresión a la Embajada de Cuba. La Embajada y Miraflores representaban lo mismo: la esperanza de redención para estos pueblos de América, la dignidad de los pueblos del mundo, la esperanza, la certeza de que es posible construir un mundo que supere al capitalismo creador de miseria material y espiritual. Y eso no lo pueden tolerar los privilegiados.