16.3.07

EL TRABAJO

Una sociedad será como sea su relación con el trabajo, para quién se trabaja, cómo se distribuye la riqueza, el avance de la tecnología.

Esa relación con el trabajo determina una espiritualidad, es allí, en esa espiritualidad, donde se desarrolla la batalla entre revolucionarios y conservadores.

La Revolución al principio revoluciona la espiritualidad dominante, y en la turbulencia creada avanza. Pero la revolución sólo se puede estabilizar en una nueva relación con el trabajo, sólo desde allí puede crearse la nueva cultura revolucionaria. Entonces, es imposible darle densidad, profundidad a una revolución, sin cambiar la relación con el trabajo.

En una Revolución como la nuestra, destinada a convivir por largo tiempo con una clase media transculturizada, con una oligarquía capitalista que posee medios importantes para difundir sus valores y sus paradigmas, donde la riqueza proviene de la renta y el capitalismo es la forma hegemónica en la conciencia, en una Revolución como la nuestra, que tiene lugar en un país con una clase obrera débil y una gran población excluida, todos sometidos durante años y siglos a la lluvia mediática, como dijo Bolívar, todos abusados en nuestra credulidad, en una Revolución así, es necesarísimo darle soporte real a la espiritualidad revolucionaria, que ha avanzado en la turbulencia de los primeros años con las misiones, con los discursos del Comandante, con los combates de abril y de diciembre.

Proponemos como fundamentales en esta necesidad de construir una nueva relación con el trabajo, las Fabricas-Escuelas, de propiedad social, donde se ejerzan las Acciones Sociales Voluntarias. Fabricas-Escuelas cuya construcción y operación descanse en el trabajo voluntario. Fábricas-Escuelas irradiadoras de la espiritualidad revolucionaria, de la conciencia del deber social, motores de nuevas zonas de espiritualidad y materialidad revolucionarias.

La labor de estas fábricas debe ser difundida, convertida en paradigmas revolucionarios. Deben ser soporte real, práctico, de la Nueva Moral y las Nuevas Luces revolucionarias.

Desde allí podemos hablar y mostrar la nueva relación de hombres que ofrendan su trabajo para el bien social, que con su actitud combaten el egoísmo y construyen la relación amorosa.

Desde allí podemos expandir las nuevas relaciones socialistas al resto de la economía. Serán demostración del hombre del futuro, que trabaja sin la compulsión de la necesidad, del hombre que hace del trabajo una actividad que lo eleva como ser humano, como ser social.

Esa estructura iluminará a todas las actividades de la sociedad. La militancia en la organización política se refuerza con la ética y la moral que de ese ejemplo emana. Será referencia para los consejos comunales, los núcleos endógenos tomarán un tinte social, y la sociedad toda empezará a reconocerse a sí misma, a regresar de la fragmentación.

Las Fabricas-Escuelas son academia para la formación del Hombre Nuevo, de la nueva sociedad.

¡Sin el Comandante, no hay Socialismo!

¡Sin propiedad social y conciencia social, no hay Socialismo!

¡Sin organización unida de los socialistas, no hay Socialismo!

¡Sin Socialismo no hay esperanzas!

MOVILIZAR PARA EDUCAR

La Revolución es en esencia educar en los nuevos valores, en la nueva moral. Sustituir los valores del egoísmo que fragmentan la sociedad, por los valores del amor que la integran. He allí el centro de la razón revolucionaria: volver a ser una sociedad de humanos, y dejar atrás el conglomerado de excluidos, de piezas de producción y de consumo en que el capitalismo nos ha convertido.

Este es el objetivo de la Revolución, no hay otro, no hay sustituto a este objetivo, nada lo suplanta, por eso los logros que no conduzcan a esta meta, en realidad, no son logros sino espejismos del desarrollismo. Las acciones que no avancen hacia este objetivo, no son acciones revolucionarias.

El mundo necesita un ejemplo, una demostración real de que un sistema diferente al capitalismo es posible, y en Venezuela hoy tenemos la posibilidad y la responsabilidad de materializar esta esperanza. Es nuestro deber como Pueblo dar ese ejemplo al planeta. Necesitamos concientizarnos de nuestra responsabilidad, pensar y actuar en grande, desprendernos de las mezquindades que amenazan con extraviarnos.

En los días que corren enfrentamos un gran peligro: El Acomodamiento. Los dirigentes no pueden dejarse atrapar por la rutina mental, no pueden caer en el discurso sin reflexión, o en la pereza de sólo transmitir de forma vacía lo que viene de arriba, y transformar el discurso en un cascarón fatuo que se repite año tras año como una música monótona.

El dirigente y las organizaciones dirigentes, que son la expresión política del Pueblo, deben cumplir con su deber que es dirigir. Para eso deben hacer del estudio el centro de su acción, y de su acción el centro de su estudio. Crear, ser un sujeto activo dentro de la Revolución, y no un sujeto pasivo que sólo espera órdenes para mal transmitirlas.

El discurso debe transformarse en movilización social concreta, sólo así haremos Revolución. Esta es la clave de la educación revolucionaria: Movilizar para Educar. El Pueblo revolucionario debe participar en todas las acciones revolucionarias, las pequeñas y las grandes, ningún asunto es aislado, todo nos compete a todos.

Un ejemplo:

El Comandante hace una gira continental, un gran esfuerzo para enfrentar el imperio en todo el territorio de Nuestra América. Nosotros aquí, y esto de verdad da pena, debimos hacer la mayor manifestación antiimperialista de que se tenga noticia en el continente y, en lugar de eso, estábamos discutiendo si el partido nos convenía o no. Cada uno confinado en la mezquina parcela de su interés burocrático.

Lo grave de esta situación, es que el Pueblo se está desvinculando de sus dirigentes, está perdiendo contacto con el alma de la Revolución, lo estamos dejando solo en manos de los valores y de los creadores de conciencia capitalista.

¡Sin Chávez no hay Socialismo!

EL PODER ES UN PELIGRO

El poder es una oportunidad para avanzar en la construcción de una nueva sociedad, pero no es garantía de ese avance. Expliquemos.

El poder es territorio de confrontación entre corrientes ideológicas que son reflejo de las tensiones que acontecen en la sociedad.

Cuando una Revolución llega al poder, afloran contradicciones y peligros propios de esa nueva situación, y si la Revolución llega en un país como el nuestro, con abundante renta petrolera, entonces la situación se hace más aguda. Es por eso necesaria la vigilancia revolucionaria para ajustar las desviaciones del camino.

Uno de los principales peligros de la Revolución en el poder es la burocratización de la política. Fenómeno que se presenta en lo individual, en lo organizativo y en lo político. Veamos.

En el nivel individual, el funcionario deja de ser un militante revolucionario y se transforma en un habilidoso contentador del superior, sabe decir y hacer lo que le agrada al “jefe”, cambia el trabajo de hormiguita por el espectáculo, no se diferencia en nada de su homólogo de la cuarta república, los dos son grandes simuladores, siempre disfrutadores del poder, nunca revolucionarios.

En el nivel organizativo, la burocratización de la política se expresa en la incapacidad de movilizarse sin todas las comodidades: son necesarios viáticos, un lap top, un celular y un carro, hasta para ir a la esquina a una reunión. Atrás quedaron los sacrificios de la época de oposición, cuando los dirigentes llegaban en autobuses pagados por ellos mismos para las reuniones en Caracas, o para visitar a los presos en el San Carlos y Yare.

En lo político la cosa es peor, la burocratización de la política tiene la tendencia muy marcada de sustraer al Pueblo de las batallas revolucionarias. Las grandes y las pequeñas contiendas se hacen sin la participación del Pueblo.

Así la política poco a poco se va alejando de las masas que comienzan a deambular solas, sin rumbo, dando sus peleas en calles, barrios, fábricas, sin objetivos políticos, porque las organizaciones y los dirigentes están, unos disfrutando y los otros ensimismados, confundiendo sus pequeños problemas con los problemas del Pueblo y del Socialismo. Se crea el ambiente para la jacquerie, el motín, la barbarie.

La burocratización es un problema mayor en las revoluciones, es como una epidemia que puede acabar con la Revolución, porque le cambia el rumbo, la sosiega, la aquieta. A nada teme más el burócrata que a la agitación de avanzar, él lo que pide es quietud.

Por supuesto que los burócratas ni son revolucionarios, ni son chavistas. Chávez con su pregón antiimperialista, sus llamados a construir el socialismo, su voluntad de enfrentar a la oligarquía en el continente, los atemoriza, darían cualquier cosa por aquietar al Comandante.

El burocratismo que se genera en el poder, es un peligro que debe ser combatido de la única manera posible: movilizando al Pueblo, dotándolo de dirección política. Dándole Pueblo a todas las acciones revolucionarias, avanzando.

¡Socialismo o barbarie!

¡Sin Chávez no hay Socialismo!

15.3.07

EL MUNDO EMBRIAGADO DE ETANOL

El imperio está preocupado por la anunciada escasez de combustibles de origen fósil. Anda por el mundo depredando petróleo, carbón y gas. Desata guerras, tumba gobiernos, amenaza con magnicidios.

Recientemente aparecen los biocombustibles como una opción para que el imperio voraz resuelva su problema de energía. Fíjense que decimos el “imperio resuelva su problema de energía”, y no decimos la Humanidad. Son dos cosas distintas: las necesidades del imperio y las necesidades de la Humanidad, es más, son antagónicas.

Es simbólico que sea el Etanol (alcohol) el centro del debate mundial sobre el combustible. Es indicativo de la embriagues consumista a que nos ha llevado el sistema capitalista.

El tema del debate, la forma como se desarrolla, los argumentos que se usan son una prueba clara de la demencia de esta sociedad capitalista: El problema del combustible se enfoca esencialmente desde el punto de vista de producir más, de bajar el precio, de buscar nuevas rutas para transportarlo. Países enteros claudican ante los vapores del etanol, es una visión capturada dentro de los esquemas mentales del capitalismo suicida, un esquema mercantil que no cuestiona la manera capitalista de consumir, de transportarnos, de mover la industria, mucho menos qué y para quién produce esa industria.

Es necesario, la humanidad depende de esto, que se enfrenten con otra mentalidad los problemas creados por el capitalismo. Veamos.

Venezuela y Cuba han construido un precedente, un ejemplo del nuevo rumbo para resolver los problemas creados por el capitalismo. Expliquemos.

Con la Revolución Energética, y esa es su importancia fundamental, cambió la actitud para solucionar los problemas sociales. Esta vía nos dice que el camino es reemplazar profundamente el modelo de consumo y de producción de la humanidad.

La Revolución Energética, que plantea el ahorro para resolver las necesidades de energía eléctrica, ha obtenido resultados asombrosos. Con ese plan se economizará diariamente el equivalente a la producción de la segunda planta hidroeléctrica de Venezuela, la de Caruachi, o dicho de otra forma, en pocos meses de sensatez se obtuvo el mismo efecto que construir una hidroeléctrica de grandes magnitudes.

Si trasladamos esta conducta de ahorro sensato al transporte, entonces no sólo estaremos resolviendo un problema, sino marcando un rumbo salvador a la humanidad.

Ahora, si continuamos el camino del capitalismo, si continuamos embriagados de petróleo y etanol, el presagio humano será lúgubre.

Este cambio, que es de vida o muerte, no se puede dar sin superar al capitalismo y fundar una nueva manera de relacionarse el hombre consigo mismo y con la naturaleza, y eso no es posible sin Socialismo.

Sólo las sociedades capaces de controlar su consumo y producción serán viables. Necesario es avanzar hacia terrenos donde la sociedad venezolana sea ejemplo de una nueva manera de vivir, que muestre al mundo el camino de su salvación y de su redención.

¡Sin Chávez no hay Socialismo!

¡Sin Socialismo no hay esperanzas!

14.3.07

UN APARTAMENTO

Deambulando por las calles de La Habana en búsqueda de libros usados, tropezamos con un lugar conmovedor.

Es un apartamento pequeño, se entra por un saloncito que comunica con un diminuto cuarto dotado de un baño ínfimo, eso es todo. Las ventanas son de madera como corresponde a una ciudad marina.

Es un apartamento común, y pasaría desapercibido si no brillara en su interior la historia revolucionaria de Cuba y del Continente.

Cuando en los alrededores del malecón pululaba la mafia que dirigía el juego y la prostitución, en esa ciudad que habían convertido en su lugar licencioso.

Mientras el Pueblo de Cuba se esclavizaba en los centrales azucareros y padecía en los bateyes.

Circunstancias que anunciaban un centenario del Apóstol de entrega y sumisión.

Cuando parecía que la Patria de Maceo lloraría saudades por el valor de Maria Grajales.

En ese apartamento pequeño, dos cuarticos y un baño, se concentró el decoro de toda la Patria.

Cuando fue hora de soñar, en ese apartamento se soñó.

Cuando fue hora de planificar, ese apartamento pequeño, dos cuartos y un baño, se prestó para planificar.

En la hora de darse a la causa de la redención de la humanidad, ese apartamentico, dos cuartos y un baño, se desbordó de altruismo, lo mejor del humano pernoctó allí.

En la hora de amar, allí en ese apartamentico, dos cuartos y un baño, se amó.

Lo mejor de la historia revolucionaria de la humanidad se concentró en ese apartamento.

Allí estaba Martí, el primero. Bolívar a su costado. En ellos Marx, que tomó partido por los humildes. Antonio Guiteras junto a Carlos Aponte lo plenaron con su espíritu rebelde. Maceo enseñó coraje. Y Lenin colmó aquel apartamento de la voluntad de tomar el cielo por asalto.

En ese apartamentico, dos cuartos y un baño, propiedad de Abel Santamaría, se reunían los pioneros del Asalto al Cuartel Moncada.

Allí, en El Vedado, a la orilla del mar, frente al malecón habanero, tenían su cuartel general Fidel Castro y Abel Santamaría, guías y alma del 26 de julio y de la Revolución Cubana.

Es asombroso, sorprendente, que un apartamento tan pequeño contenga tanta historia, tanto valor y tanta esperanza para la humanidad.

Pero si pensamos en los cinco muchachos que una noche llegaron trotando a Güere, y allí, en la pequeña área cobijada por la copa de un Samán, repitieron el grito de Zamora: “tierra, hombres libres y horror a las oligarquías”, y entonces aquel Samán que cobijo al Libertador nuevamente se iluminó de historia revolucionaria.

Si imaginamos esos cinco muchachos debajo de un Samán, y a aquellos jóvenes apretados en las estrechas paredes de aquel apartamento, tenemos que concluir que para presagiar mundos, y salir a construirlos, es suficiente un gran corazón, lo material no importa.

13.3.07

DEFENDAMOS A CHÁVEZ

La amenaza de magnicidio aparece nuevamente, y nuevamente la oposición lo aprueba por omisión demostrando con eso su verdadero talante: el fascismo. Tras el delgado barniz democrático se esconde el monstruo infame que acecha a la Revolución.

Los revolucionarios y los hombres de buena voluntad debemos rechazar el magnicidio, pero además debemos tomar medidas para defender a Chávez. Veamos.

El magnicidio no sólo es un problema de seguridad policial, además, y principalmente, es un problema político y de masas. Expliquemos.

El magnicidio tiene sentido, más allá de la venganza o la retaliación, si les resuelve a los fascistas el problema político, es decir, si el magnicidio trunca el camino hacia el Socialismo, si cambia drásticamente el cuadro político, si crea una turbulencia que facilite la derrota del Pueblo revolucionario y de la Revolución. Y ese objetivo sólo lo consiguen en la medida en que el Pueblo esté desorganizado, despolitizado, desmovilizado y sin conciencia del deber social.

De aquí se desprende que la mejor defensa del Comandante Chávez, la mejor ayuda que podemos dar a su seguridad, es avanzar decididamente en la organización, en la formación política, en la movilización y concientización del Pueblo.

La historia está llena de ejemplos que demuestran que los fascistas avanzan sobre los débiles, y también que se detienen, o no se atreven, frente a las respuestas valientes y decididas.

Si el imperio nos ve débiles, dubitativos, erráticos, pocos consolidados en la marcha hacia el Socialismo, entonces, se envalentonará y tomará fuerza la posibilidad de resolver con un magnicidio el problema que significa el ejemplo de la Revolución Bolivariana para los Pueblos del continente.

Ahora bien, si el Pueblo está en condiciones de dar una respuesta rotunda, si el Pueblo es capaz de transformar nuestra ira en la furia de todo el continente, entonces, el imperio fascista lo pensará una y mil veces antes de atreverse.

De aquí surge la pregunta:

¿Cómo prepararnos para tener capacidad de dar la respuesta que disuada al imperio y haga que el magnicidio no sea una opción?

La respuesta está en afinar la teoría revolucionaria, definir un cuerpo teórico que le de contenido, límites y posibilidades. Construir la organización vanguardia política del Pueblo. Fortalecer la organización del Pueblo dándole a los consejos comunales carácter regional y nacional, sacándolos del ámbito puramente local. Dar el combate contra la cultura capitalista, combatir los valores del egoísmo y del consumismo capitalista. Darle al Socialismo una base material, con la hegemonía de la propiedad social de los medios de producción.

En definitiva, debemos constituirnos en sociedad capaz de dar respuestas implacables frente a la agresión.

¡Sin el Comandante, no hay Socialismo!

¡Sin propiedad social y conciencia social, no hay Socialismo!

¡Sin organización única de los socialistas, no hay Socialismo!

¡Si se atreven la respuesta será implacable!

¡Sin Socialismo no hay esperanzas!

12.3.07

EL HILO DE ARIADNA

Ariadna, de acuerdo a la leyenda griega, era hija de Minos, rey de Creta. El héroe Teseo fue a Creta desde Atenas con un grupo de 14 jóvenes para matar al Minotauro, un monstruo mitad toro mitad hombre que estaba encerrado en los intrincados pasadizos del laberinto.

Cuando Ariadna vio a Teseo, se enamoró de él y se ofreció a ayudarlo. Ella le dio entonces un ovillo de hilo que había recibido de Dédalo, el diseñador del laberinto. Sujetando un extremo del hilo en la puerta, Teseo encontró al Minotauro y lo mató, y rebobinando el hilo fue capaz de escapar del laberinto.

De manera similar, en Venezuela, necesitamos un Hilo de Ariadna que nos permita descifrar el laberinto de la política. Veamos.

Nadie puede negar que la situación política es laberíntica: partidos se disuelven y a los pocos días resucitan, frescos como una lechuga en el mercado de Boconó. Más allá se forman comisiones que sólo viven algunas horas, y aparecen otras que creímos enterradas.

Todos dicen estar de acuerdo con la organización única que propone el Comandante, sin embargo, nadie se incorpora realmente. No hay duda, la situación de hoy se parece a un laberinto.

¿Cuál es el hilo de Ariadna?

Lo primero es captar que la confusión política no es un hecho aislado, es reflejo de la pugnas en el terreno social y económico. Entonces, sólo estudiando el momento en sus relaciones, comprenderemos las causas. Veamos.

La pequeña burguesía, comisionista del capitalismo, enquistada en la Revolución, sabotea la marcha al Socialismo, emponzoña todos los posibles pasos de avance. Examinemos.

Cuando era necesario ir a la Propiedad Social de los medios de producción para apuntalar el avance al Socialismo, la pequeña burguesía saboteó este avance en las relaciones económicas impulsando formas cogestionarias y las llamadas empresas recuperadas, que son escuelas de capitalismo, transforman a los obreros en pichones de empresarios.

Cuando fue necesario construir la Organización Social del Pueblo, impulsaron una organización comunal sin mayores vínculos con la sociedad, más allá del estrecho y mezquino territorio que ocupan.

Ahora, cuando la Revolución reclama la conformación de la Organización Única de los Socialistas, cuando es un deber acudir al llamado del Comandante, aparece nuevamente el saboteo pequeño burgués. A nada temen más que a un Pueblo organizado y con una vanguardia que lo guíe hacia el Socialismo. Levantan los mismos fantasmas de la derecha: “pensamiento único”, “Mesías”, “libertad de pensamiento”. En el fondo lo que están haciendo es cumplir su labor de zapa, sabotear desde adentro las posibilidades revolucionarias, así ha sido a lo largo de la historia.

Todas las revoluciones en etapa de definición han enfrentado las falsificaciones pequeñas burguesas. La ideología de la pequeña burguesía se caracteriza por cuestionar al capitalismo y, simultáneamente, por el terror a superarlo. En tiempo de definición revolucionaria es duvitativa, ambigua, culipandeante, falsifican al Socialismo, lo atemperan.

Hoy enmarañan la formación de la organización de vanguardia. Mañana…

¡Derrotemos las falsificaciones pequeñas burguesas!