17.12.11

VENCERSE A SÍ MISMO (Sábado 17-12-2011)

El individuo es un compendio de la sociedad en que vive, en él se resume el drama social de su época. Es imposible escaparse a esta ley. Siendo así, el individuo es el escenario de la contienda de clases de su tiempo. O, lo que es lo mismo, la parte más importante de la cruenta batalla de la lucha de clases se da en el interior de los individuos.

Es en las praderas del alma individual donde se decide la lucha de clases. Los revolucionarios, para tener éxito en su tarea, deben estudiar este punto fundamental, porque no hay Revolución sin revolucionarios, y no hay revolucionario si antes no se ha vencido a sí mismo.

Las conductas de los revolucionarios, son reflejo de esta lucha de clases que ocurre en la entraña individual. Allí se opone la ideología de las clases dominantes, los valores dominantes, las costumbres, la ética, toda una espiritualidad sembrada en la temprana niñez, con la ideología revolucionaria que se adquiere con la educación y la imaginación. En otras palabras, la lucha revolucionaria es principalmente una lucha entre la niñez, que se enfrenta a la espiritualidad que se van adquiriendo con la comprensión adulta.

Esta batalla, entre lo que fuimos y lo que queremos ser, se desnuda en la toma de decisiones. Veamos.

Cuando la sociedad se reconoce en un individuo y lo hace líder, sean del nivel que sean, la pugna de clases dentro de estos escogidos adquiere características sociales. Las decisiones del conductor afectan a la sociedad, pero están determinadas por la pugna que sucede en el individuo convertido en líder. Expliquemos con un ejemplo.

Bolívar liberó a los esclavos, y esa fue una decisión que afectó profundamente a la sociedad de su época. Pero, esa decisión nace de una lucha en el alma atormentada del Libertador, allí se enfrentaron la enseñanza de su niñez, trescientos años de cultura colonial, de aceptación y justificación de la esclavitud, con los conocimientos y la conciencia que había adquirido Bolívar en su vida de adulto. En el caso de Bolívar, triunfó la idea libertaria adquirida durante su vida adulta, sobre la espiritualidad esclavista sembrada en su niñez. Por eso, él es un gran revolucionario. Páez, por el contrario, sucumbe a los valores de la oligarquía, traiciona las ideas adquiridas en su adultez, al lado del Libertador, y se entrega a los valores de las clases hegemónicas que le sembraron en la niñez.

Podemos decir, entonces, que para hacerse revolucionario, para hacer la Revolución, es vital derrotar, todos los días y en cada decisión, a la ideología de la dominación que llevamos aferrada a nosotros con los poderosos hilos del inconsciente infantil. El revolucionario debe vencerse a sí mismo.

¡Con Chávez resteaos!

16.12.11

LA EXISTENCIA Y EL HOMBRE NUEVO (Viernes 16-12-2011)

La transformación de la existencia en conciencia es un problema central de la Revolución. Aún falta mucho estudio para llegar a entender medianamente este fenómeno. Las preguntas abundan: ¿Por qué los obreros apoyaron a Hitler? ¿Por qué la Revolución Cubana fue campesina? ¿Por qué los humildes nuestros apoyaron durante casi medio siglo al pacto de punto fijo? ¿Por qué cuando destierran al Libertador, en la Patria Grande, no pasó nada?

Es así, la historia demuestra que la relación existencia-conciencia no es directa, ni lineal. La condición revolucionaria de una clase no se desprende espontáneamente de su existencia. La Revolución es un acto consciente, dirigido por los más conscientes.

La primera aproximación al problema indica que las ideologías dominantes migran hacia las clases dominadas y, allí en su interior, aplastan la que debería ser la ideología que emane de su existencia. Esta es la esencia de la dominación, colonizar a toda la sociedad con los valores, la consciencia, la ética y la espiritualidad de la clase dominante.

La segunda aproximación es que la Revolución debe impregnar de los nuevos valores y de la nueva ética a amplios sectores, y dirigirlos hacia la conquista de la hegemonía de la sociedad.

De lo anterior surge el problema central de la Revolución: ¿cómo sintonizar la existencia del explotado con la conciencia de la liberación, de la construcción de la nueva sociedad? O, dicho en otras palabras: ¿cómo transformar al explotado en Hombre Nuevo?

La búsqueda de esa respuesta, en la teoría y en la práctica revolucionaria, es constante histórica. Si revisamos el pasado nos daremos cuenta que los errores allí cometidos conducen a la derrota de las Revoluciones, a las restauraciones. En Revoluciones vigorosas como la Soviética, o la China, los extravíos desembocaron en la restauración del capitalismo.

No obstante, esos errores, esos extravíos contribuyen al avance en la búsqueda de la respuesta correcta, ese largo camino encuentra en la Revolución Cubana lo más adelantado. Esa Revolución y su pensamiento representan un salto decisivo en el camino hacia la teoría que guíe la construcción del hombre y la sociedad nueva. El Che y Fidel, sus vidas y su pensamiento, constituyen lo más avanzado de esas ideas, es ineludible su estudio para cualquier Revolución.

Nuestra Revolución ocurre en un país con más de cien años de cultura rentista, en medio de una ofensiva imperial, de distorsiones teóricas que enmarañan el camino cierto, dificultan la conexión entre existencia y conciencia, el estudio del pensamiento y la acción de Fidel y el Che debería ser objeto de un desesperado esfuerzo: así como publicitamos a "Mi casa bien equipada," deberíamos con el mismo vigor impulsar a "Mi conocimiento, mi formación, mi conciencia, mi espíritu bien equipado".

De esta manera estaremos siendo fieles al pensamiento de Fidel y el Che, que postula que la Revolución es, ante todo, un asunto de conciencia, que debemos crear riqueza a partir de la conciencia y no conciencia a partir de la riqueza.

¡Con Chávez!

15.12.11

DOS CICLOS (Jueves 15-12-2011)

La Revolución pacífica nuestra, presenta dos ciclos: el ciclo electoral y el ciclo de la bonanza. Debemos entenderlos para poder diseñar las tácticas y las estrategias. Veamos.

El ciclo electoral se caracteriza por un período de elecciones burguesas y un período de noelecciones.

En el período de no-elecciones, la revolución puede desarrollar su propia lógica, su fisiología. Es un período propicio para sentar las bases materiales y espirituales del Socialismo. La Revolución lleva la ventaja, tiene la iniciativa, la batalla se da en campo despejado. Esta fase del ciclo se debe aprovechar para acumular conciencia, organización, formación y afilar la fuerza revolucionaria.

Al contrario, en el período electoral burgués, la oligarquía pelea en su terreno. Más de medio siglo de costumbres, de condicionamientos la respaldan. Ya hemos dicho que las elecciones burguesas están talladas para perpetuar al sistema burgués y elevar su esencia espiritual: el egoísmo. Son un torneo donde la masa se sumerge en lo trivial, el oropel del marketing se sobrepone a la enjundia, lo inmediato arropa a lo estratégico, la manipulación publicitaria guía las decisiones. La promesa, la dádiva material desecha cualquier argumento. De ellas sale, esa es la costumbre, una masa fragmentada, despolitizada, pueril.

Siendo así, es un período en el que se pone a prueba la conciencia revolucionaria, la organización, la información acumulada en la fase no electoral. Si la acumulación es deficiente, entonces la Revolución debe hacer concesiones a la lógica electoral burguesa, subordinar a ella el avance y conceder merma de conciencia, de formación. Ahora, si la acumulación es satisfactoria, la Revolución puede dar a las elecciones otro contenido.

El ciclo de bonanza, a su vez, está compuesto por período de "normalidad" y período de turbulencia.

El período de "normalidad" es de buena situación económica, altos precios del petróleo, oligarquía replegada, sin iniciativa, trabajando en los subterráneos de la infamia, preparando magnicidios, golpes, gritando desde Miami o el Perú, pero siempre sin levantar muchas olas. En este período la Revolución tiene oportunidad de avanzar, de romper con la cultura de la renta y sentar las bases éticas, espirituales, que fortalezcan a la Revolución.

El período de turbulencia es caracterizado por dificultades económicas, bajos precios del petróleo y presión de las reivindicaciones de la masa. En este período, tal como en el período electoral pero de manera más dramática, se pone a prueba la fortaleza conseguida en el período de "normalidad".

Son dos ciclos y cuatro períodos. De la correcta apreciación de cada uno de ellos dependerá el éxito. Estos ciclos presentan alto peligro de extravío, en las fases propicias para la acumulación existe la tentación de olvidar que el viento a favor es pasajero, y de descuidar el fortalecimiento para los períodos de turbulencia. Estos períodos de bonanza son favorables para la pirueta teórica, en él pululan las tesis distraccionistas, reformistas y restauradoras. La clase que columpia entre la burguesía y los obreros, que los clásicos llaman pequeña burguesía, término que ofende a algunos, tiene campo fértil para ensayar sus extravíos.

¡Con Chávez!

14.12.11

EL SOCIALISMO DE MARX (Miércoles 14-12-2011)

Mucha tinta corre tratando de imponer la falsa idea de que Marx no prefiguró al Socialismo. La intención es clara, al no tener definición ni límites, entonces en el concepto de Socialismo cabe cualquier torcedura, desde el "movimiento al socialismo" de teo, hasta el "socialismo productivo" del ppt de henry falcón. La patraña cae por su propio peso. Veamos.

Toda la obra de Marx sustenta las líneas fundamentales del Socialismo, de no ser así, no tendría sentido su trabajo, éste no guiaría la transformación de la sociedad, sería mero ejercicio de crítica y no un instrumento formidable de la lucha Revolucionaria. La falsa idea de la falta de definición del Socialismo busca privar a la Revolución de meta, castrar la fuerza revolucionaria del Marxismo.

Dos son los textos esenciales donde encontramos las precisiones del concepto de Socialismo: El Capital, tomo 1 (1873), y Crítica del Programa de Gotha. Exploremos el primero de ellos. Allí escribe Marx.

"Imaginémonos finalmente, para variar, una asociación de hombres libres que trabajen con medios de producción colectivos y empleen, conscientemente, sus muchas fuerzas de trabajo individuales como una fuerza de trabajo social. Todas las determinaciones del trabajo de Robinson se reiteran aquí, sólo que de manera social, en vez de individual. Todos los productos de Robinson constituían su producto exclusivamente personal y, por tanto, directamente objetos de uso para sí mismo. El producto todo de la asociación es un producto social. Una parte de éste presta servicios de nuevo como medios de producción. No deja de ser social. Pero los miembros de la asociación consumen otra parte en calidad de medios de subsistencia. Es necesario, pues, distribuirla entre los mismos. El tipo de esa distribución variará con el tipo particular del propio organismo social de producción y según el correspondiente nivel histórico de desarrollo de los productores. A los meros efectos de mantener el paralelo con la producción de mercancías, supongamos que la participación de cada productor en los medios de subsistencia esté determinada por su tiempo de trabajo. Por consiguiente, el tiempo de trabajo desempeñaría un papel doble. Su distribución, socialmente planificada, regulará la proporción adecuada entre las varias funciones laborales y las diversas necesidades. Por otra parte, el tiempo de trabajo servirá a la vez como medida de la participación individual del productor en el trabajo común, y también, por ende, de la parte individualmente consumible del producto común. Las relaciones sociales de los hombres con sus trabajos y con los productos de éstos, siguen siendo aquí diáfanamente sencillas, tanto en lo que respecta a la producción como en lo que atañe a la distribución."

Queda claro para Marx la condición esencial del Socialismo, sin ella no es posible construirlo, es: la asociación de hombres libres que trabajen con medios de producción colectivos [sociales] y empleen, conscientemente, sus muchas fuerzas de trabajo individuales como una fuerza de trabajo social… Y el producto todo de la asociación es un trabajo social.

En definitiva, se trata del rescate del carácter social de la sociedad.

¡Con Chávez!

13.12.11

LA DISTRIBUCIÓN (Martes 13-12-2011)

En Venezuela la política es influenciada de manera determinante por la manera de captar la renta, por su distribución. Los gobiernos se evalúan de acuerdo a estos parámetros. Aumentar la captura de renta es signo de nacionalismo, distribuirla a manos llenas es calificación de buen gobierno. Hemos vivido cien años marcados por esta dinámica: la política obedeciendo a los precios del petróleo.

Muchos pensadores quisieron romper esta dependencia diabólica, hablaron del excremento del diablo, de sembrar el petróleo, sin embargo, el país embriagado de bonanza nunca ha podido desprender su alma del oro negro.

Con la llegada de la Revolución crece la esperanza de otro tratamiento, otro uso a la renta petrolera.

El Gobierno Revolucionario, con su política soberana, su estrategia de fortalecer a la OPEP, ha conseguido un primer triunfo: elevación de la renta petrolera, ahora es abundante. Lo que antes, por la vía de precios viles, captaban los gringos, ahora se queda en el país, pertenece a la sociedad.

Regresa la pregunta ¿Qué hacer con la alta renta?

Son dos las posibilidades: Una, seguir con la inercia de cien años, más renta, más distribución. Así, el petróleo nos baña de satisfacción, de esta manera, todos alegres, danzando en torno al becerro negro, obtendremos calificación de buen gobierno… Así viviremos hasta que los precios nos separen, regresen la penurias, la escasez, entonces, volveremos al fin de fiesta, regresaremos a la realidad y endilgaremos la culpa a un mal gobierno, aplicaremos lo que se llamó el voto castigo, y esperaremos otra bonanza que nos permita consumir a manos llenas.

La otra posibilidad, la revolucionaria: Por primera vez en la historia, usar la renta para cambiar profundamente las relaciones humanas, las económicas, pero principalmente las espirituales. En otras palabras, construir una nueva cultura que supere la visión rentista cómoda, irresponsable de la vida. Este es el gran reto de la Revolución Bolivariana.

Si caemos en la tentación de "distribuir bien", si nos engaña el espejismo de que buen gobierno es buena distribución, entonces estaremos construyendo un hermoso edificio, pero con las bases de gelatina, no aguantará una pequeña dificultad real o creada por el enemigo oligarca.

La opción revolucionaria es el camino correcto, es riesgoso, es inédito, pero es la única posibilidad de salvar a esta sociedad. Sólo las sociedades integradas, que funcionen como un solo cuerpo, fundadas en las relaciones fraternas, amorosas, podrán hacer frente a las penurias que ya se asoman en el horizonte mundial. Sólo sociedades Socialistas, con alta Conciencia del Deber Social, podrán hacer frente, como un solo cuerpo, a la profunda crisis global que todos vaticinan.

Las acciones revolucionarias deben tener como objetivo la formación de esa nueva cultura, del sentido de sociedad, de elevación de esa conciencia. La Sociedad debe distribuir a través del gobierno, pero el individuo debe retribuir a la sociedad el beneficio recibido: "de cada uno según su capacidad, a cada uno según su necesidad", debe estar escrito en todas las acciones de la Revolución.

¡Con Chávez!

12.12.11

LA DIFERENCIA (Lunes 12-12-2011)

Llegaron las elecciones y se activó el festival de ofertas electorales. Los escuálidos, desde la irresponsabilidad que otorga el no tener que cumplir, prometen de todo, hasta la grosería de llevar a Chávez a una corte internacional burguesa, como si eso fuera tan fácil, como si eso no tuviera consecuencias. Si se meten con el Comandante, se meten con todo un pueblo, y ya hoy no se repetirá San Pedro Alejandrino.

Si tocan al Comandante la ira de los humildes acumulada desde la Convención de Ocaña, desde el San Carlos de Zamora, desde el asesinato de Fabricio y Américo Silva, desde la Cosiata valenciana, esa ira contenida se volverá huracán y, de los privilegios mantuanos, oligarcas, burgueses, no quedará piedra sobre piedra ¡Nada!

Queda claro, todos ofrecen villas y castillos, pero el que promete decapitar a Chávez es el que suma el apoyo del odio fascista, sediento de venganza contra los humildes que rescatan su dignidad. Queda claro, las elecciones de octubre son una batalla contra la oligarquía, la misma que asesinó al Libertador, esa que no tolera que nadie la prive de sus privilegios.

Esa es una primera y fundamental diferencia, tras las ofertas de ellos se esconde el odio contra el pueblo encarnado en Chávez, su odio contra el Chavismo. Su campaña, en el fondo, es dirigida por el tremendo odio que la oligarquía tiene por los humildes.

Una segunda diferencia es que ellos prometen mucho pero seguirán con el mismo plan de hace un siglo, entregarán PDVSA a los gringos, la privatizarán, regalarán el petróleo al imperio, fracturarán a la OPEP, se apropiarán de las migajas, y para los humildes sólo quedará miseria espiritual y material.

Así, sus ofertas son fraudulentas, pero además, en el mejor de los casos, si las sobras, los detritos, en algún momento les alcanzaren, si pudieran cumplir algún ofrecimiento, será un engaño, se esfumará en la lógica satánica del capitalismo.

La actitud del Gobierno Revolucionario es totalmente diferente, y esa es su fortaleza: la Revolución trabaja para subsanar la deuda social generada por el capitalismo (que hoy defiende la mesa) y simultáneamente cambiar las relaciones sociales y económicas que produjeron esa deuda. Es decir, el Gobierno Revolucionario va a las causas de los problemas, rompe el círculo perverso del saqueo de la riqueza social y de promesas incumplidas, ese engaño que nos mantuvo en la miseria durante un siglo.

La Revolución es un inmenso y heroico esfuerzo por superar la lógica del capitalismo que necesariamente produce miseria para las grandes mayorías, al tiempo que acumula riqueza para la minoría de capitalistas.

Es así, la Revolución propone una nueva vida, una relación entre los humanos, el único camino hacia la mayor suma de felicidad posible, la dignificación de todos: ofrece el Socialismo. Sólo la Revolución puede construirlo y está haciendo realidad esta promesa.

Los escuálidos al no poder ir contra el capitalismo no pueden cacarear otra cosa que las mismas mentiras que han vociferado durante siglos de su dominación.

¡Con Chávez!

11.12.11

LA REVOLUCIÓN DESPIERTA A UN GIGANTE (Domingo 11-12-2011)

La Revolución es el hecho cultural más importante en toda la existencia de la humanidad. Se trata de un salto inmenso, es el reencuentro del humano con su humanidad, pero también es el evento más peligroso con el que se haya enfrentado la especie, despierta a un gigante: al pueblo, capaz de construir mundos pero también de autodestruirse.

El hombre se ha organizado en sociedades donde una minoría se apropia del trabajo, de la riqueza, de toda la sociedad. El capitalismo es la culminación de esta forma de organizarse, es la refinación de los sistemas basados en la depredación del humano por el humano. Su superación ha sido catalogada por los clásicos como la salida de la prehistoria y la entrada en la verdadera historia humana. Ese es el salto que empeña todos los afanes revolucionarios.

La moral y la ética del egoísmo, individual o colectivo, es sustituida por la moral, la ética del deber social, de las soluciones sociales. Esta es la esencia de la Revolución.

Es así, la Revolución debe sustituir la ética, los valores, si falla en ese empeño, si despierta al gigante pueblo y no lo guía hacia la extirpación de la ética del egoísmo, corre el riesgo de que ese titán despierto, consciente de su fuerza, liberado de los controles de la ética de la dominación, pero sin la guía de la nueva ética revolucionaria, caiga en manos de teorías e ideologías fascistas que se alimentan del odio, del egoísmo colectivo.

La épica revolucionaria, las hazañas, el desprendimiento de sus dirigentes, es pilar fundamental de la nueva conducta: va tallando en el alma colectiva la nueva ética, los nuevos reconocimientos sociales, ahora se prestigia la entrega, el trabajo en bien de toda la sociedad, la conducta amorosa.

La organización social y política forma un tejido desde lo capilar hasta lo nacional, soporta el nuevo comportamiento y le da solidez. Es muy importante este tejido social que evita, al darle visión universal a los núcleos de base, que estos cultiven y desarrollen un egoísmo colectivo que, mucho más que el egoísmo individual, soporta al capitalismo, se enfrenta al Socialismo.

La batalla contra el egoísmo, por la Conciencia del Deber Social es vital para esta Revolución nuestra. Toda acción revolucionaria debe tener ese objetivo. Toda distribución de la Revolución, desde una casa hasta un televisor, debe tener como uno de sus requisitos más importantes una retribución a la sociedad de parte del beneficiario. El trabajo voluntario colectivo, por pequeño que sea, es fundamental instrumento para el combate al egoísmo y para la formación de la conciencia de sociedad. La pura caridad es reaccionaria, la distribución con retribución es revolucionaria, educa.

La batalla contra el egoísmo debe ocupar el pensamiento y la acción de los revolucionarios. Debe ser el principal combate por la construcción del Socialismo. Si fallamos en este empeño, si horadamos la moral burguesa y no la sustituimos por la nueva moral revolucionaria, la del sentido de sociedad, estaremos abriendo las puertas al fascismo.

¡Con Chávez!