7.6.12

SOCIALIZAR EL SUEÑO (Jueves 07-06-2012)


Una Revolución precisa del poder, del gobierno, para desde allí socializar el sueño. El poder es necesario para hacer del pensamiento, de los valores, de la ética y de la acción revolucionaria, un asunto nacional.
Si la Revolución alcanza el gobierno y descuida este mandamiento, si se empantana en la lógica del pasado, si el "claroscuro" del que nos hablaba Gramsci perdura, si lo viejo tarda en morir, si su ética aún es hegemónica, entonces allí surgen los monstruos, el fascismo, los pinochet.
El sueño es fundar unas relaciones amorosas donde cada uno aporte de acuerdo a sus capacidades y reciba de acuerdo a sus necesidades. Hacer de esas relaciones la naturaleza material y espiritual de la sociedad, su ética.
Una revolución tendrá la dimensión, la trascendencia, de acuerdo a las relaciones humanas que consiga establecer.
Las Revoluciones se consolidan en la medida que movilizan a la sociedad alrededor de los nuevos valores: la Revolución Cubana se socializó en las jornadas de alfabetización, en la zafra de los diez millones, en la resistencia a la invasión de Playa Girón. Todas movilizaron a la sociedad tras objetivos altruistas. Así se talló un pueblo capaz de resistirlo todo. 
La Unión Soviética lo hace en la guerra contra la entente, en las jornadas de trabajo voluntario, en los domingos rojos. Esta socialización de los nuevos valores hizo posible el comportamiento heroico en la lucha que salvó a la humanidad del nazismo.
Ahora bien, la socialización de los valores socialistas es un asunto ideológico y político, allí chocan las diferentes ideologías que se mueven en la Revolución , e influyen de acuerdo a su fuerza en el contenido de los medios de difusión nuestros. Veamos.
Tal como en 1958, con la Revolución Bolivariana se abrió la puerta de la esperanza revolucionaria y, como en 1958, existen dificultades para parir un bloque de clases que apuntale a los dirigentes revolucionarios en su afán de avanzar hacia el Socialismo.
Las corrientes reformistas intentan horadar la pasión libertaria de las masas que acompañan al Comandante Chávez, intentan llenarlas de oportunismo, profundizar el espíritu logrero que viene de la renta petrolera, que cada día se muevan menos por el sentimiento y cada vez más por la recompensa material. El espíritu clientelar conspira contra la formación de ese bloque.
¿Quiénes no desean que la Revolución socialice sus valores? Los pequeños burgueses, que no pueden ir más allá de una democracia burguesa,  los burgueses por supuesto, la nata sindical economicista que con el Socialismo se quedaría sin oficio, los vanidosos de diferentes cortes y orígenes que defienden sus conuquitos y se agotan en batallas sin trascendencia, y los marginales plagados de egoísmo.
¿Quiénes pueden acompañar la socialización del sueño? Entre otros, los intelectuales orgánicos, que son pocos, los marginales que aman al líder, los militares bolivarianos, y las bases obreras que han conseguido superar el economicismo, tener conciencia de clase y encontrarse con su papel histórico.
La batalla ideológica alcanza niveles definitivos, hacerla consciente es comenzar a ganarla.
¡Con Chávez resteaos!

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