27.11.12

EL ÚLTIMO REVOLUCIONARIO (Martes 27-11-2012)


En días pasados murió la última tortuga de las islas Galápagos... Así se extingue una especie, con el último de sus miembros, viejo, melancólico, solitario. Ahora que la especie está en peligro de extinción, podemos imaginar al último humano: ¿cuál será, cuándo se decretará la muerte de la humanidad? 
La extinción de la humanidad tiene relación directa con la extinción de los revolucionarios, por eso el último revolucionario será la marca del fin de la especie. Es así, habrá esperanzas sólo mientras existan revolucionarios.
Las condiciones sociales conspiran contra la "especie revolucionaria". Cada vez más la lógica del capitalismo se impone en el alma de los humanos, de todos: de los explotados y de los explotadores. Encontramos proletarios mercachifles del trabajo de sus semejantes. Clase media contenta de consumir, calculadora y egoísta. Burgueses ansiosos, constipados, estíticos, pero con sus saldos elevados, produciendo mierda para que los ciegos compren. Marginales contentos con su mezquino entorno, driblando las balas de sus congéneres, bordando el tráfico en sus motos suicidas. Intelectuales convertidos en mercancías: si no se venden no lucen, si denuncian los aíslan. Mejor decir lo aceptado, no mover, no irritar, no fracturar, ir con la corriente.
El revolucionario es una especie soñadora y con testículos grandes para concretar los sueños. Siempre son locos, no hay revolucionario cuerdo, bien comportado, asimilado al sistema, aceptado o haciendo lo esperado.
Bolívar es el primer loco o, como él se calificó, un majadero, junto a Cristo y al Quijote. Zamora acompañó la locura de luchar por sus semejantes. Fabricio, Américo Silva, Argimiro, intentaron tomar el cielo por asalto cuando la sociedad tomaba por asalto a la renta. Fidel, el Che, Camilo, Raúl, Almeida, los barbudos, quizá los mayores locos de que se tenga noticias, por tener fe en el corazón puro del pueblo, por seguir a Cristo en aquello de que "no sólo de pan vive el hombre", y proponerle a su pueblo razones sagradas por las cuales luchar ¡razones espirituales! respaldar esas acciones con hechos asombrosos: asaltar la fortaleza de la infamia, convertir la montaña en un templo.
En Mérida, el viernes 23 de noviembre de 2012, sucedió un hecho histórico que aún no percibimos en toda su magnitud: un muchacho demostró lo que pueden los hombres hechura de la Revolución. Lo hizo en presencia de Diosdado, centauro de los leales al Comandante Chávez, de Jorge Rodríguez, el hijo, luchador émulo del padre, de Rafael Ramírez, eslabón fuerte entre las luchas gloriosas del sesenta, los días de la Brigada Livia Gouverneur, y el intento actual de concretar los sueños de tanto sudor y sangre.
Alexis Ramírez nos sorprendió con su discurso, pensábamos escuchar una retórica tradicional, ofrecimientos, saludos, lo de siempre. Pero no. Asistimos a una liturgia política, a un Juramento que debe hacerse rito entre los revolucionarios, a un acto de Lealtad al pueblo, al Comandante Chávez, a un pensamiento elevado, altruista, lejos de la oferta mercenaria. Salimos de allí conmovidos, aún hay esperanzas, aún quedan Revolucionarios, hay relevo.
¡Con Chávez, esperanza!

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