2.11.12

EL WOLKSWAGEN AMARILLO (Viernes 02-11-2012)


La Revolución necesita, es vital, aprender a discutir. De la forma como delibere dependerá su capacidad para modificar la realidad, corregir errores, construir, y también destruir. El mundo nuevo tiene en la discusión su fundamento.
Las Revoluciones que han resuelto sus discusiones con exilios y represiones han pasado a la historia como actos fallidos, intentos vanos que han sucumbido en las miserias de lo que querían superar. El miedo es cómplice del silencio, origen de la mudez que marchita. Sólo la libertad acompaña al bullicio de la discusión creadora.
De allí que sea vital aprender a discutir, a discrepar. Lo primero que debemos destacar es que la unanimidad es sospechosa, la falta de divergencia indica un cuerpo que no se mueve, inerte, muerto ¡evítese! La historia del Volkswagen amarillo puede ilustrarnos algunos puntos útiles para avanzar en el arte de discutir. Contemos.
El Volkswagen amarillo se accidentó, su dueño, Pepe, también llamado Cocorrón, lo llevó a un taller, allí había dos mecánicos muy ilustrados, estudiaron filosofía en Italia y Grecia. A los dos días Pepe volvió al taller a buscar su carro y encontró a los filosomecánicos en el mejor espíritu peripatético discutiendo sobre la esencia del vehículo, su importancia para la humanidad, su razón pura … El carro siguió malo.
Llevó el carro a otro taller, inmediatamente los mecánicos lo desarmaron hasta el último tornillito, hasta el radio sufrió el vértigo de la actividad. Al cabo de dos meses el vehículo estaba regado en el suelo convertido en mil piezas… Siguió malo.
Pepe recogió sus hierros y fue a un tercer taller, extraño porque los mecánicos vestían smoking, eran muy educados y de manos limpias. A los tres días recibió un email donde le explicaban en dibujos animados los procedimientos que seguían. Según aquello todo iba muy bien, recibía boletines cada 48 horas. Cuando al fin fue al taller, el carro seguía como el primer día. Todo había sido una realidad virtual, sólo existía en las pantallas de las computadoras.
Siguió el peregrinar de Cocorrón, y llegó a un cuarto taller donde fue recibido con un regaño por su comportamiento político, la cita derivó hacia la calidad humana de los participantes. Lo acusaron de "no leerse el manual" y de "necesitar un cursito". El carro siguió descompuesto.
Esta historia ilustra algunos errores que cometemos al discutir la manera de cambiar la realidad, en este caso un carro. El primer ejemplo ilustra el teoricismo. El segundo, el practicismo. El tercer taller, a los creadores de realidades virtuales o potedehumos. El cuarto taller ilustra a los que no modifican la realidad porque están más interesados en desacreditar y perseguir a los que presentan o critican los problemas.
En el quinto taller, los mecánicos se reunieron, tuvieron divergencias, discutieron, sacaron conclusiones y aplicaron una acción conjunta. El carro (la realidad) fue modificado, se solucionó su problema. De allí salió Pepe, feliz con carro como nuevo.
¡Con Chávez, Irreverencia y Lealtad!

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