3.3.12

EL FUTURO (Sábado 03-03-2012)

En algún momento de su evolución el hombre adquirió la capacidad de pensar en el futuro, de imaginar, ese momento fue un gran paso hacia su humanización. Podríamos añadir que esa capacidad estuvo relacionada con el trabajo, con la capacidad de modificar y tallar la naturaleza a su imagen y semejanza, con la posibilidad de planificar.

La capacidad de prever determina en gran medida la calidad de una sociedad, las que no tuvieron esa habilidad se estancaron en la inmediatez, se convirtieron en sociedades fósiles o desaparecieron víctimas de lo no previsto.

El capitalismo aplasta en la humanidad la habilidad de entender las señales del futuro, y a partir de ellas prever, imaginar. Nos convierte en máquinas de consumo y producción, condenados a ver al mundo sólo por el cristal del lucro y de la contingencia de consumir. Es así, el mundo de las cosas, de las mercancías, tomó el control de la vida. Padecemos una demencia que nos hace confundir el futuro de la humanidad con el futuro de las mercancías: "si al mercado le va bien, a la humanidad debe irle bien". Esa consigna guía.

En este mundo dominado por las mercancías, las relaciones son las relaciones de la publicidad, o mejor: del engaño de la publicidad. El bienestar no surge dentro del humano, de su espíritu, sino del exterior, del mundo de las cosas. Así, más feliz debe ser el que más tenga, el que más posea, pero la realidad es otra: la distorsión del hombre al servicio de las cosas y no las cosas al servicio del hombre, produce desasosiego, angustia, infelicidad, nos lleva por rumbo suicida.

El mundo de las mercancías, del capitalismo, requiere para su funcionamiento la insatisfacción perpetua, el consumo desquiciado, la esquizofrenia que justifica arrasar con naturaleza y vida. En contraste, los satisfechos, los que buscan la felicidad dentro de sí, los sanos, los que consumen con sensatez, esos no le interesan al mercado.

La Revolución Socialista es imprescindible, urgente, por ser la única forma de superar el mundo de las mercancías, de ensanchar el horizonte, descifrar las señales de los tiempos, volver a ser humanos. Ese es el único camino para el bienestar, para el buen vivir, y es la garantía de la permanencia de la vida en el planeta.

Las elecciones de octubre son una buena oportunidad de ensayar la capacidad de ver el futuro, de imaginar, de romper el cerco de lo utilitario mercantil: si el fascismo gana, aparecerá el monstruo que se oculta tras el disfraz de manso. Las promesas de la publicidad electoral se irán al basurero y sentiremos el odio de las clases dominantes hacia los humildes que osaron ser rebeldes, aplastarán el espíritu libertario germinado en la Revolución. Los trabajadores y sus dirigentes serán cruelmente reprimidos, las leyes, sin el apoyo de las masas, serán sustituidas por las leyes de los organismos burgueses internacionales. Volverán los días de la miseria espiritual y material.

¡Sólo con Chávez habrá futuro!

2.3.12

LA FUERZA DEL AMANECER (Viernes 02-03-2012)

La fuerza de la Revolución, lo trascendente, es que ha logrado agrietar la hegemonía cultural y psíquica del sistema de dominación oligarburgués, y trabaja en el establecimiento de una cultura, de una relación de los hombres que la supera en humanismo y naturalismo.

La fortaleza de la Revolución reside en el impulso de esta cultura, los éxitos verdaderos son los obtenidos en el ámbito de esta nueva cultura. Este es el centro de la batalla entre la oligarburguesía y la Patria , es allí donde se decide el futuro, y es allí donde la Revolución se hace invencible. La batalla es, en definitiva, entre el egoísmo y el altruismo.

El egoísmo es la base del capitalismo, es insaciable en la búsqueda infructuosa de compensación material de necesidades artificiales, de un consumo sin fin. Es esencia del capitalismo, no tiene manera de controlarlo, de él depende para acumular capital, si deja de acumular perece. La demencia de la producción y el consumo, propia del sistema capitalista, crea una cultura del egoísmo, una guerra de todos contra todos, un desasosiego del humano siempre insatisfecho, que oscila entre el tener y el miedo a perder lo ya conquistado, y la agonía de necesidades que se suceden con tal velocidad que imposibilita la satisfacción.

La fuerza de la Revolución es el ofrecimiento, la anunciación de la buena nueva de un mundo donde el hombre pueda vivir sin la angustia del futuro incierto, la conclusión de la sociedad de náufragos que hoy somos, y el advenimiento de una sociedad que nos quiera, donde el amor sea la norma y nadie esté desprotegido, donde el bien de todos sea el bien de cada uno. Su fuerza está en conseguir el buen vivir en el mundo del amor y el espíritu. Que la energía social que aparece en momentos estelares de la historia se haga cotidiana.

La fuerza de la Revolución es el ofrecimiento de ese mundo y los pasos en su construcción, es mantener abierta la posibilidad de avanzar en ese camino, y es el avance hasta ahora logrado. Son las muestras de amor hacia los humildes y los intentos de satisfacer sus necesidades materiales naturales.

Estamos en medio de una batalla electoral, debemos tomar en cuenta nuestras fortalezas y las debilidades del campo fascista. Ellos no pueden ofrecer el cambio de la sociedad capitalista, incapaz de hacer feliz al humano, ellos sólo pueden ofrecer espejismos, promesas imposibles de cumplir, contradicciones, y el mismo desprecio de siempre por la vida, por los humildes. Podrán prometer más cosas materiales, y habrá algunos incautos que les crean, pero no pueden prometer una nueva relación entre los humanos, no pueden ofrecer amor, porque nos recordaríamos del odio que ellos demostraron en el asedio de la Embajada Cubana , veríamos a capriles dirigiendo al ku kux klan que pedía linchar al vicepresidente Diosdado, y nos recordaríamos de Libia, Irak, y sabríamos que son parte del más cruel antihumanismo.

¡Con Chávez siempre!

1.3.12

EL ENIGMA REVOLUCIONARIO (Jueves 01-03-2012)

Decía Trotsky, con sorpresa, que "la madeja de la historia se estaba desenrollando por el lado equivocado". Lenin en ocho meses convirtió a los bolcheviques, un partido absolutamente minoritario, en el primer partido en el mundo que toma el poder para dirigir una revolución socialista. Fidel, en dos años, transformó a los sobrevivientes de Alegría de Pío en los legendarios barbudos dirigentes de la primera Revolución Socialista en el continente americano. Chávez, desde los calabozos de Yare, se transformó en huracán.

Surge una pregunta que es angustia de los analistas políticos: ¿Dónde reside la clave, la llave, que consigue movilizar el alma del pueblo y conducirlo a una Revolución? ¿Dónde está la fuerza de una Revolución? ¿Qué la motoriza?

La respuesta se busca como una suerte de piedra filosofal. Quien ha visto la fuerza del pueblo en la calle, disciplinado y caudaloso tras objetivos políticos, quien ha sentido la electricidad colectiva de la fraternidad que en esos momentos se produce, aceptará sin remilgos que se trata de una energía propia de la especie humana, la única capaz de activarla.

Es así, los momentos que marcan la Revolución son explosiones de esa energía especial. Apareció en abril, el 23 de Enero del 58, floreció cuando Fidel entró en La Habana, cuando Lenin pasó el portal del Palacio de Invierno. Ese rayo enigmático tocaba a Páez antes de las batallas, esa euforia inexplicable no dejaba dormir al Libertador, esa energía fantástica derrotó a la meritocracia en el sabotaje petrolero.

Si estudiamos a la Revolución Bolivariana con el ánimo de buscar el origen de esa energía extraña que la impulsa y la hace invencible, encontraremos un elemento que enlaza todo su accionar: en todos los movimientos de la Revolución, en todas sus acciones, erradas o acertadas, siempre estará el sentimiento amoroso y la entrega del Comandante.

El amor de Chávez, demostrado desde el 4 de febrero, unido a su capacidad de entrega para evitar sufrimientos a la gente, ha provocado en el pueblo humilde, que detecta la sinceridad, un sentimiento recíproco estableciendo una conexión amorosa que emerge en los momentos de necesidad, de urgencia.

Esa conexión sólo la establecen la sinceridad y el amor, nada puede sustituir a esos sentimientos, es imposible construirla por otras vías, utilizando otros estímulos diferentes al afecto. Es por eso que los oligarcas capitalistas no la pueden construir, no pueden pasar más allá de un clientelismo frágil y minoritario. Ellos perdieron la capacidad de dar y recibir amor, sólo pueden recibir y dar números para su contabilidad.

El 7 de Octubre debe afirmarse en esa energía, que es nuestra fuerza y, simultáneamente, la debilidad de ellos. Sólo esa energía podrá reeditar los aluviones electorales que han apuntalado al Comandante. Esa energía, ya lo sabemos, sólo la activa el sentimiento, el amor, la sinceridad, más que los helados números de la recompensa material. El enigma de la Revolución es la energía amorosa, y el amor está con Chávez, esa es la garantía del triunfo.

¡Con Chávez siempre!

29.2.12

EL TOUR DEL MIEDO (Miércoles 29-02-2012)

El miedo le proporciona a los burgueses millones de votos, en última instancia ese es el fondo de todo su mensaje político. Lo usan con desparpajo, no es necesaria mucha lógica, tienen años instalando en las generaciones los canales del miedo que son activados con suma facilidad. Han refinado sus métodos, ya superaron a la sayona, al silbón, al jinete sin cabeza, ahora les basta decir que el gobierno los despojará de algo, puede ser una carnicería, una peluquería o una moto. Lo importante es crear la imagen de gobierno que les quita sus cosas, eso es suficiente para que cunda el pánico.

Basta darse una vuelta por una urbanización de clase media para sentir el miedo. Normalmente no se ve, está en el alma, aparece cuando olfatean peligros para su status.

Por Prados del Este vimos una calle cerrada con una reja y una alcabala en la entrada, no permiten motos, hay que identificarse y apagar las luces del carro, tal como la entrada a un bunker militar, ya la conocíamos, era indicativo del miedo al extraño.

Ahora pasamos y la entrada está custodiada por una grandísima pancarta que protesta la utilización de una de las casas de esa calle como asilo de ancianos.

La realidad económica no pudo ser contenida por las alcabalas y las rejas, entró a su calle y puso en cuestionamiento sus valores.

El egoísmo indica que los ancianos no pueden entrar a su calle. A ellos no les importa el destino de los ancianos y eso es aceptado por la ética pequeño burguesa, entonces, el mismo razonamiento, la misma ética indican que el dueño de la casa puede hacer con ella lo que quiera sin miramientos con el entorno.

Así el egoísmo muestra su fracaso como norma de vida.

Claro que los pequeño burgueses no se paran en eso, siguen con su angustia, atacando blancos errados. Resolverán el dilema derivando el problema hacia el Comandante Chávez, culpabilizándolo y haciéndolo blanco de su miedo, así el terror nublará una vez más el razonamiento. Recordemos a Brecht que decía “no hay peor fascista que un burgués asustado”.

Frente a esa calle hay un parque y una panadería, allí sólo se escuchan gritos de los clientes, todos con ropa y zapatos de marca, lujosos carros, relojes caros, todos ataviados con el disfraz de burgués, todos deseando la desaparición de Chávez, que no vuelva, todos deseando que muera. No se dan cuenta que son ellos los muertos, la angustia del capitalismo que los atrapa no los deja vivir.

La Revolución proclama que es tarea ganarse a la clase media, a la pequeña burguesía, estamos de acuerdo, pero sólo podremos ganarla si rompemos la barrera que los atenaza, si fracturamos su miedo, si los convencemos de que el Socialismo les devolverá la tranquilidad y el sosiego de vivir entre hermanos, de sentirse cobijados por la sociedad, que sólo así podrán dormir tranquilos, y sin colgar pancartas crueles a la puerta de sus casas.

¡Chávez es amor!

28.2.12

EGOÍSMO Y MIEDO (Martes 28-02-2012)

Si quisiéramos definir a la pequeña burguesía en dos palabras estas serían Egoísmo y Miedo, en ese orden. Del egoísmo se desprende el miedo.

La pequeña burguesía compendia los valores de la clase dominante pero exagerados, potenciados por la desesperación de elevarse hacia el estatus que le está negado: hacerse burgués. Están condenados a ser una caricatura de la clase dominante, a copiar exageradas las pinceladas que definen el cuadro burgués. Es así que ostentan símbolos de poder, imitación de los originales, por eso les producen más frustración que placer. Siempre se quedan cortos en su disfraz de burgués.

Siendo así es una clase muy temerosa, su principal miedo es el nopoder imitar al burgués, el no poder ostentar su disfraz, comprar los símbolos que imitan el poder, símbolos dictados por la propaganda que los manipula. Los aterra el tener que vivir muy cerca de los barrios, el no poder mantener su aislamiento de la "chusma." Por eso intentan enclaustrarse con alcabalas, vidrios oscuros, cercas eléctricas, sistemas satelitales de vigilancia, seguros de vida, del carro, menos los seguros que le garanticen que no caerá en la escala social, de esos no hay.

Creen que se ganan la vida solos, sin relación con nadie, se baten con la vida en solitario. De allí surge su profundo egoísmo y su inmenso miedo. Podríamos parafrasear a Martí y decir: "Cree el pequeño burgués vanidoso que su urbanización, su condominio es el mundo, y con tal de entrar en él, de pasar la frágil alcabala que cubre su entrada se siente satisfecho, ignora a estrellas y cometas".

El miedo que los habita los hace vulnerables. Sobre ellos flota la debacle económica, el despido, el cierre de su fuente de ingresos, no requerir más sus servicios, la obsolescencia tecnológica que corre veloz y arruina a las empresitas. Sin embargo, toda esa angustia proveniente de la fragilidad económica a que los somete el burgués, todo ese miedo es redirigido a los humildes y a quién trate de redimirlo. El pequeño burgués, paradójicamente no odia al burgués que lo esquilma, sino al humilde que es tan víctima como él, no enfila su odio contra los candidatos del capitalismo sino contra los candidatos
que intentan redimir a la humanidad, incluidos ellos.

Es así, el odio del pequeño burgués es irracional, es demente, por eso es cruel, peligrosísimo. Es capaz de cualquier cosa llevado por su angustia existencial, capaz de aceptar cualquier crueldad, de asesinar al que considera, erradamente, el origen de su desasosiego.

Cuando la locura aflora, explota, no hay razonamiento ni reflexión que valga, actúan comandados por el miedo, sus amarres éticos los diluye el terror. Así se explica el fascismo.

No estamos hablando de Europa, aquí cerquita vimos la locura, que asesinó a García Lorca, a Víctor Jara, que desapareció miles en el Cono Sur. En Chuao, en el asedio a la gloriosa Embajada de Cuba vimos actuar a la turba desquiciada y a sus líderes.

¡Con Chávez siempre!

27.2.12

¡NO SOMOS IGUALES! (Lunes 27-02-2012)

En los sistemas sociales anteriores al capitalismo, las clases dominantes basaron su dominación en la idea de su superioridad intelectual, cultural, genética, biológica… De esta manera, las clases explotadas eran inferiores y su destino era ser explotadas, no estaban aptas para otras funciones.

Con la llegada del capitalismo, la dominación se basó en la idea de igualdad, de “que todos somos iguales”, así el hijo de un proletario puede llegar a ser general y hasta presidente, o doctor. Así escamotearon la lucha de clases y convirtieron la lucha contra la dominación en un problema individual.

La dominación ganaba así una justificación y una simulación casi perfecta, que la protege de cualquier intento Revolucionario. Claro, si todos somos iguales, si todos tenemos las mismas oportunidades, el ser obrero o el ser doctor depende de la dedicación al trabajo y al estudio de cada uno, el sistema no está mal, el que está mal es el individuo. Se vive en la miseria y se es culpable de vivir en esa miseria.

Ocultada la existencia de las clases, armonizada, reconciliada así la lucha de clases, el sistema capitalista podía dormir tranquilo, las mismas clases expropiadas se encargarían de su defensa, el egoísmo en la batalla que se escenifica en la base de la estrecha escalera del ascenso social es su mejor blindaje.

Quién podría estar en contra de ese discurso de armonía, de reconciliación, de igualdad de oportunidades, quién podría oponerse a la paz que proponían los dominantes.

En el papel todo va muy bien, pero la realidad, siempre la realidad, se encarga de desmentir la convivencia. La armonía propuesta por los oligarcas: Los índices de miserias en las ciudades, las cárceles llenas de hijos de los barrios y las fábricas, las universidades llenas de los hijos de los dominantes, la delincuencia desatada en los barrios y controlada en las zonas de los dominantes, la desnutrición en unos, las epidemias en unos y no en otros, la mortalidad infantil en unos y no en otros, el analfabetismo de unos y no de los dominantes, todo esto es una evidencia de que existen clases sociales y están en pugna. ¡No somos iguales!

La igualdad en el capitalismo es un invento de los dominantes para someter al dominado, invento que sólo existe en la teoría de sus plumíferos.

Hoy los oligarcas vuelven por sus fueros y arrecian una campaña que ellos llaman de reconciliación, con el engaño piensan adormitarnos, derrotar a la esperanza revolucionaria y perpetuar a su sistema capitalista.

Las masas deben estar atentas al engaño, debemos entender:

Primero, no es posible soluciones individuales a los problemas sociales, las soluciones son, tienen, deben ser en sociedad.

Segundo, no es posible armonía, reconciliación, paz, o como quiera llamarse dentro del capitalismo, eso sólo es posible en el Socialismo, cuando ya se acabe la apropiación delictiva de la riqueza social.

Tercero, no somos iguales, no seremos iguales hasta el día en que la riqueza socialmente producida sea de propiedad social.

¡Aquí no cabe ni sucesión ni restauración, sólo Chávez!

¡Aquí no se rinde nadie!

26.2.12

TODOS LOS HUMANOS SON MORTALES (Domingo 26-02-2012)

Súbitamente caímos en cuenta de que Chávez es humano y, por lo tanto, es mortal. La política juega con esa posibilidad, es un factor en la contienda, la derecha lo manipula, lo magnifica, lo trata con crueldad. Los Revolucionarios lo lamentamos, nos preocupamos, convertimos la adversidad en fortaleza. Son inevitables algunas reflexiones.

Todos somos mortales, no hay unos más mortales que otros. Está demostrado que la vida es un azar, nada está escrito, cualquiera de nosotros puede vivir y cualquiera puede morir. Hubo quien sobrevivió a los campos de concentración, a las invasiones de los gringos o a la bomba de Hiroshima, y hubo quién murió en la sala de su casa cuando todo presagiaba larga vida.

Cuando se quiere hacer de una enfermedad, por lo demás perfectamente curable, un ultimátum, se cae en una cobarde manipulación política, muestra de debilidad estratégica. Tratar de crear la imagen de que Chávez es mortal, pero capriles es inmortal, hacer esos pronósticos es una burda y pedante maniobra, es tratar de jugar a Dios, intentar engañar.

Chávez está en manos de la mejor medicina del planeta, los pronósticos son muy favorables, la mejoría es notoria. Entonces, ¿cuál es el objetivo de ese afán de la derecha en crear pánico y falsas imágenes de su enfermedad y de su pronóstico?

La respuesta es sólo una: el imperio y sus lacayos locales crean las condiciones para un zarpazo. Los gringos trabajan en los subterráneos de la infamia, por ahora hipócritamente se abstienen de opinar, esperan que sus planes avancen. Los lacayos ya asomaron el cariado colmillo, piden, hechos los inocentes, que Chávez deje la Presidencia. Algunos ya plantean gobierno de transición, hablan con descaro de golpe y asoman la posibilidad de que no haya elecciones.

Claro que los fascistas “inmortales” juegan en dos canchas, como siempre. No abandonan lo electoral, lo usan como distractor, y algunos incautos tienen la ilusión de poder ganar a Chávez.
Los revolucionarios debemos seguir avanzando, dando demostraciones de amor y fuerza como la del Teresa Carreño este 23 de febrero. Aumentar la acción de calle, y sobre todo estar alertas a las maniobras oligarcas, a sus manipulaciones mediáticas. Si se pasan de la raya un tantico así, debemos cerrar los medios de difusión que llamen a desconocer el orden constitucional y nacionalizar los bienes de los golpistas. La Revolución está en el deber de defenderse, de defender al Comandante, al Socialismo y las conquistas del pueblo.

Reiteramos, si los “inmortales” caen en la tentación de lanzarse a una aventura, si estimulados por las circunstancias toman atajos, entonces profundizaremos, cumpliremos la ley fundamental de la Revolución que es defenderla, nada puede estar por encima de esta ley.

Los revolucionarios debemos aprender siempre de la realidad, ya habrá tiempo para corregir los errores detectados en esta coyuntura. Debemos mantener la unidad, la disciplina, siempre atentos a las directrices del Comandante y de la dirección de la Revolución.

¡Con Chávez Siempre!