23.2.13

OLIGARCAS Y OLIGARQUÍA (Sábado 23-02-2013)

Un sistema social es una relación determinada, espiritual y económica, entre los hombres.
El sistema feudal, por ejemplo, es constituido por la relación de propiedad y la espiritualidad con ella enlazada, propia del feudalismo. Los hombres son feudales porque viven en esta relación. Sustituir a un sistema no es sustituir a los hombres que lo forman, es sustituir las relaciones materiales y espirituales que lo determinan. Un nuevo sistema social es una nueva espiritualidad que se entrelaza con la nueva relación económica.
Desconocer lo anterior ha llevado al fracaso a muchos esfuerzos revolucionarios. El 23 de Enero fue derrotado, no se pudo avanzar, por desconocimiento, por confundir al sistema con los hombres que lo componen. Fabricio se dio cuenta de esto y lo escribe en su carta de despedida al Congreso: "El 23 de enero, lo confieso a manera de autocrítica creadora, nada ocurrió en Venezuela, a no ser el simple cambio de unos hombres por otros al frente de los destinos públicos". 
Después de medio siglo nos encontramos en una encrucijada similar, es posible avanzar hacia el Socialismo, pero de manera obstinada se repite la confusión entre nosotros: cándidamente pensamos que desplazar a algunos conspicuos oligarcas es acabar con el sistema capitalista. Creemos que es Socialismo expropiar algunas tierras, unas pocas fábricas, hacer correr a zuloaga, a mezerhane o pelear con mariacorina, y simultáneamente alimentar a otros oligarcas, crear nuevos capitalistas, proteger su propiedad de los medios de producción y dejar intactas las condiciones, las relaciones materiales y espirituales del sistema oligarca.
La historia y la mínima sensatez nos indican que esa confusión es camino al fracaso, así ahogamos a la posibilidad socialista, nos deslizamos a la contrarrevolución y terminaremos en el fango de los socialdemócratas, que aún se venden como anticapitalistas y antiimperialistas.
La medida del avance revolucionario es la sustitución de las relaciones sociales, las materiales y sobre todo las espirituales. Este cambio incorpora a la conducción de la sociedad a lo mejor de las clases, a lo más sano, de las dominadas y de la dominante.
Recordemos que la batalla principal es en el alma del pueblo, en la cultura, es allí donde se ancla el viejo sistema y se resiste a morir. Todo el esfuerzo de la Revolución debe ser dirigido a cambiar la última barrera de protección del viejo sistema: la cultura, los valores que sustentan el viejo sistema son muralla donde se estrellan los intentos revolucionarios, en esa hoguera se incineran dirigentes y pueblos.   
Los dirigentes deben tener el coraje intelectual y material de renacer, de despojarse de lo viejo y asumir lo nuevo imaginado, ser hombres del futuro. Su vida toda debe ser asombro, resplandor del nuevo mundo, sorprender, mostrar la nueva manera de vivir, proyectarla al pueblo, cambiarlo todo, desde la manera de vestir hasta la manera de comer. Es el ejemplo el mayor instrumento educativo.
¡Irreverencia Chavista!

22.2.13

LA REVOLUCIÓN IMPOSIBLE (Viernes 22-02-2013)


La Revolución es un acto social contra lo imposible. Nunca es un proceso fácil, aceptado, sin riesgo, es por eso que exige de los revolucionarios el vértigo de lanzarse a lo desconocido impulsados sólo por la convicción de lo imaginado. Martí sintió a la Revolución y sentenció: "es hacer posible lo imposible", "tomar el cielo por asalto".
La Revolución siempre es un imposible… hasta que se realiza. ¿Quién podía creer en la insurgencia de 1810 contra un gobierno designado por Dios? ¿Quién acompañaría a Gual y España? Sólo los poseídos por la cualidad humana de poder imaginar un mundo mejor para todos y de concretarlo, guiados por el más elevado altruismo: el amor, la fraternidad, la entrega por el bien social. Sólo los guiados por la ética revolucionaria, sin mezquindad, sin egoísmos, dedican la vida a construir lo imaginado aunque ello signifique ir a los extremos.
En el alma del individuo la Revolución significa un renacer, es dejar todo atrás y construir un mundo nuevo. En el momento de ese verdadero parto, en el instante que la vida requiere el paso revolucionario decisivo, es cuando se pone a prueba el carácter revolucionario del revolucionario.
¿Qué pensó Chávez la noche que antecedió al 4? ¿Qué sintió cuando cerró tras él la puerta de su casa para ir al encuentro con lo desconocido, a jugársela, a dejarlo todo atrás,  a ofrendar su vida por sus creencias? No lo sabemos, pero seguramente en su espíritu privó lo social, el bien común, la Patria, los altos sentimientos de amor.
Es así, en el alma de los revolucionarios se escenifica la pugna esencial del género humano, la batalla de la vida, el futuro, enfrentada a la muerte, a la permanencia en lo conocido. Esa es la fuerza motriz de la humanidad, la misma que acompañó a Bolívar, a Martí, a Fidel, y a todo el que un día dio el paso de romper con el pasado y hacerse hombre del futuro.
Los revolucionarios son militantes, seres del futuro, que viven en un presente que para ellos ya es pasado. Su sueño les exige un rompimiento infinito y un construir eterno, viven en un proceso sin fin. Cuando parece que alcanzaron una meta, que ya pueden desmontar de la cabalgadura y descansar, entonces surge un nuevo horizonte, la nueva incomprensión, trabajar de nuevo para convencer, montar de nuevo a Rocinante, cabalgar al infinito. El revolucionario no puede tener miedo a la incomprensión, ese es un componente ineludible de su tránsito.
  El Revolucionario es un predicador del futuro de hermandad. Debe convencer con su ejemplo, con su acción y su prédica, de la necesidad de las medidas revolucionarias, de aquellas que conducen al cambio profundo, al Socialismo. Su tarea es crear la situación revolucionaria para que esas medidas sean aceptadas, reclamadas por la sociedad. La historia revolucionaria es la historia por crear estas situaciones, allí se resume la esencia de la lucha, ese es el arte de ser revolucionario.
¡Con Chávez todo sin Chávez nada!

21.2.13

ENGAÑAR AL CAPITALISMO (Jueves 21-02-2013)


Los reformistas sinceros, que aunque es difícil creerlo sí los hay, en el fondo pretenden engañar al capitalismo, son ingenuos. Dicen: "reformando poco a poco, controlando el lado salvaje del capitalismo, un día despertaremos en el Socialismo y los capitalistas sin darse cuenta se transformaron en socialistas, trabajaron para su extinción, se suicidaron". 
Los reformistas sinceros, repetimos, los hay, inventan leyes, inventan impuestos, organismos encargados de controlar al capitalismo, fiscalizan, devalúan, hacen de todo, al final el capitalismo evade las ilusiones reformistas y siempre goza de buena salud.
 ¿Por qué siempre fracasan los planes "revolucionarios" reformistas? La respuesta es simple: porque el sistema capitalista está hecho para reproducirse, perpetuarse, toda su ideología, su aparato jurídico, costumbres, educación, cultura tienen ese fin, el sistema espontáneamente se defiende. Está construido para ser capitalista, rechaza los cambios. Los gradualismos son atrapados por la formidable red de seguridad del sistema: la ambición, el egoísmo, el espíritu de élite consiguen traspasar cualquier barrera, operan desde el alma social, desde el fondo de los individuos.
La única manera de superar al sistema capitalista es con Revolución. Esto es, con un salto, un cambio radical, un estallido social de las normas hasta ese momento imperantes. Es así, se trata del mayor cambio alguna vez planteado por la humanidad. El fragor del combate político, sus peligros, son propicios para las relaciones fraternas entre los revolucionarios. En esa situación se vive en el precepto esencial del socialismo: "La suerte del todo depende de la suerte de cada uno". Son momentos en los que el humano abre su alma y se encuentra en fraternidad con su semejante, en esos instantes la base ética de capitalismo sufre un duro golpe y la condición social del hombre se encuentra con su organización política, con el Socialismo, y la Conciencia del deber Social se manifiesta, se instala en el alma. El hombre experimenta la alegría, la bienaventuranza de unirse con sus semejantes.
En Abril experimentamos esa unión, en el sabotaje petrolero fuimos hermanos en el combate contra el odio, rozamos al Socialismo.
Sin esa conmoción no puede haber salto al Socialismo, aunque la conmoción sola no sea suficiente, es condición necesaria, pero no suficiente. Debe ir acompañada de una vanguardia que con su ejemplo transforme la energía de la conmoción en acción política fundadora de lo nuevo.
Podemos concluir que el capitalismo no es engañable, sólo es substituible, derrotable. La convivencia con él, las concesiones, irremediablemente conducen al fracaso. La Revolución debe ser radical contra el capitalismo, contra su ética, sus costumbres, debe ser implacable en la lucha contra el egoísmo, sus manifestaciones, debe ser radical en la implantación de los nuevos valores, de la nueva ética. 
Sin duda, vivimos días de agotamiento de la vía reformista hacia el Socialismo, y se aproximan días que requerirán de la unión de los revolucionarios en la lucha por defender la posibilidad socialista, de esa lucha, de esa fraternidad en el sueño común, deben surgir los núcleos de vanguardia socialistas.
¡Con Chávez!

20.2.13

LAS DIFICULTADES (Miércoles 20-02-2013)


Las dificultades que atraviesa un proceso tienen diferentes orígenes: pueden obedecer a fallas en los hombres, obstáculos materiales, defectos en la planificación, errores en la apreciación de la realidad, o pueden tener su causa en la incapacidad de la ideología que guía las acciones.
La solución de las dificultades depende del correcto diagnóstico de las causas que las producen. Si erramos en este diagnóstico, en lugar de superar los problemas los agravaremos.
Pero, no todas las causas que originan problemas tienen el mismo peso. Es la ideología el pilar fundamental de un proceso. Los extravíos en la ideología afectan todo el proceso y condicionan las medidas que se apliquen para su solución, es decir, un error en la ideología genera adversidades y simultáneamente impide soluciones.
Lo anterior es cierto para cualquier proceso, pero es cien veces más cierto si de Revolución se trata. La Revolución es un proceso que se desarrolla en situación de conflicto permanente, donde un enemigo está al acecho de cualquier debilidad para afincar allí su ataque.
Por eso debemos siempre preguntarnos si las dificultades de la revolución se deben a fallas de la ideología. Esta es la pregunta crucial en la marcha de la Revolución. La permanencia de una Revolución reside en su capacidad de ajustar la ideología.
De aquí que la Revolución debe estar siempre evaluando, tensando, perfeccionando, su ideología. Sólo así se construirá el piso teórico sobre el cual camine la Revolución.
En este proceso de evaluación debemos tener honestidad en el análisis, no hay mejor ayuda que la sinceridad, y no hay mayor daño a la Revolución que ocultar la realidad que nos es adversa, o dilatar los triunfos.
Siendo así, es oportuno, en esta Revolución nuestra, plantearnos un estudio crítico de la ideología que nos guía, este tipo de análisis debe ser rutinario, así nos fortaleceremos.
Este balance debe nacer en la alta dirección de la Revolución y de allí irradiarse a todos los capilares de la sociedad. Y sus discusiones deben regresar, desde los capilares hasta la alta dirección de la Revolución.
El estudio debe comenzar por analizar las ideas fundamentales de la Revolución , las que sustentan la acción. Algunas de ellas serían:
La relación entre propiedad y conciencia.
La relación entre conciencia y Socialismo.
Los estímulos materiales y los estímulos morales.
Las armas de la dominación capitalista, cómo combatirlas.
Las relaciones con el capitalismo existente.
La formas de organización de la sociedad.
Las formas de organización política de la sociedad.
La participación de la sociedad en la solución de sus problemas.
La información como educación.
La batalla cultural como instauradora de valores Socialistas.
La planificación de la producción.
Las relaciones internacionales, con gobiernos y pueblos.
Debemos estudiar en cuáles de estas ideas hemos fallado y en cuáles acertado, dónde surgen las ideas que conducen a otras realidades diferentes al Socialismo y, por el contrario, dónde surgen las ideas que conducen al Socialismo.
¡Con Chávez siempre!

19.2.13

¡SALVEMOS LA REVOLUCIÓN! (Martes 19-02-2013) Edición Extraordinaria


Pretender construir el Socialismo en connivencia con el capitalismo es hacer un pacto con el diablo, siempre terminará mal. Al Socialismo sólo es posible construirlo con Socialismo, con medidas Socialistas, en choque frontal con el capitalismo, no hay atajos, no hay medias tintas: el único pacto posible es el del Socialismo con el Socialismo, o si se quiere el pacto de Dios con Dios.
En Venezuela el capitalismo es sui géneris, nuestras relaciones no son las de un país capitalista típico, aquí la acumulación de capital no es resultado de la apropiación del trabajo sino de la apropiación masiva de la renta petrolera por parte de una burguesía vampiresca.
No obstante, la cultura es esencialmente capitalista, los valores son los del capitalismo universal signado por el egoísmo, la voracidad de ganancia, la ética de la acumulación por sobre cualquier otra consideración. Este capitalismo atípico ha producido un país con una fuerte marginalidad, una abundante clase media, el campesinado se ha desplazado, no a las fábricas sino a las márgenes de las ciudades, la clase obrera es incipiente, con mayoría de dirigentes asentados en el economicismo, inconscientes de su papel histórico de predestinados a encontrarse con su ideología y liberar a toda la sociedad del capitalismo.
La Revolución, en estas circunstancias, tiene características muy especiales, se trata de disputar la renta petrolera, de destruir los mecanismos que hacen posible su apropiación burguesa, y de resolver la difícil ecuación de su inversión en la tarea de establecer relaciones económicas que sirvan de soporte a la relación amorosa entre los humanos, es decir, en la construcción del Socialismo.
Nosotros hemos avanzado mucho en este camino. Es importante haber logrado control de la renta. Ahora podemos conducirla hacia la creación de las nuevas relaciones económicas y espirituales.
Al principio de la Revolución fue necesario, así lo exigió la vida, pagar con urgencia la llamada deuda social, en eso se ocupó con prioridad la Revolución : se erradicó el analfabetismo, se fundaron las Misiones educativas, se crearon las Misiones de Salud, se atendió a la alimentación, se atendieron las necesidades físicas más apremiantes a través de los consejos comunales. En ese empeño cometimos errores, descuidamos la formación de Conciencia del Deber Social, atendimos sólo una parte de la ecuación socialista.
Ahora entramos en una nueva etapa. La burguesía demostró que no descansa: clava sus garras en la renta, viola los mecanismos del control revolucionario, acapara, desabastece, hace fraudes pequeños, y también inmensos… es insaciable. Con la burguesía, con el diablo, no hay pacto posible, es necesario desmontarla.
La oligarquía no tolera la intención de los humildes de concretar el sueño de Cristo, de Bolívar: fundar un sistema donde no haya robo de la riqueza social por una clase, donde todos trabajen por el bien de todos, donde vivamos como hermanos. Contra ese sueño la oligarquía enfila su crueldad. Es así, cuando el Comandante Chávez tomó el camino al lado de los humildes, cuando "echó su suerte junto a los pobres de la tierra", entonces, corrió los riesgos de los redentores: Cristo, Bolívar, Allende, Lumumba, Torrijos, Lincoln… todos asesinados por las oligarquías.
Contra la Revolución , contra el Comandante se intenta de todo: golpe, sabotaje petrolero, desabastecimiento, robo de dólares. Y finalmente, sabiendo la oligarquía que el punto fuerte de esta Revolución es el Comandante, lo atacaron arteramente, no pudiendo de otra forma usaron la deleznable guerra biológica ¡le inocularon un cáncer! Ya él temía este ataque, ya Fidel se lo había advertido.
Hoy la Revolución tiene problemas, los principales son producidos por el alto costo de mantener la convivencia con los ladrones capitalistas. No se puede dormir con el enemigo. Debemos desechar la ilusión de controlarlo, el burgués donde vea dólares prepara un fraude para apropiárselos, esa es su naturaleza, no se puede esperar un buen comportamiento del nacido para robar.
No superar a la burguesía apropiadora, no superar las relaciones económicas que hacen posible su existencia, ese es el verdadero "regalo" de la renta petrolera, esa es la entrega de la Revolución.
Ahora bien, el principal problema de la Revolución es que nuestros líderes no terminan de caer en cuenta que estamos en una guerra, piensan, sienten, actúan como si la oligarquía respeta las reglas de la democracia burguesa ¡Ilusos!: Nos atacaron en Amuay, vulneraron el control de cambio, agreden con desabastecimiento, con los medios de desinformación, asedian a la Embajada de la hermana Cuba, como en Abril... Ahora la burguesía nos da un golpe noble: nos impacta en la dirección.
Nosotros no podemos seguir como si todo estuviera contenido dentro de la legalidad que permitió el atentado, cuando deberíamos estar preparando la ofensiva, la defensa de la Revolución y del líder victimado por la oligarquía. ¿Es que nos vamos a dejar quitar a la Revolución ? ¿Es que nos van a derrotar engañados como a niños, sin hacer nada, inertes? ¿Vamos a perder el sueño de Chávez, entregaremos su obra?
¡Es hora ya de que esta dirigencia designada por Chávez, sus alumnos, Maduro y el equipo, sean como el Chávez del 4 de febrero, que corran riesgos y pasen a otra fase! No es con las reglas de la hipócrita democracia burguesa que se resolverá esta encrucijada, ellos las rompieron, envenenaron a Chávez.
¡Declárense en emergencia por el tiempo que sea necesario, tomen medidas de urgencia, devuelvan al pueblo la pasión de los que tienen razones sagradas por las cuales luchar! Defiendan a la Revolución , a la Constitución, al Comandante herido… Esa debe ser nuestra divisa, la Ley de Leyes ¡Los apoyamos!
No hay tiempo para vacilar, la oligarquía se mueve. Si no actuamos, una madrugada nos sorprenderán, y entonces lloraremos lo que no supimos defender, pasaremos a la historia como los que llegamos a la puerta del Reino de los Cielos, a la Tierra Prometida , y no entramos por estar atados a un pacto infame con el diablo.
¡Irreverencia y Lealtad!
             ¡Con Chávez  y Maduro!